
Con el paso de los años, los efectos del sol y los agentes externos, la piel de nuestro rostro y los músculos faciales van perdiendo firmeza, salud y belleza y esto ocurre porque disminuye la producción de colágeno.
El colágeno es la proteína encargada de proporcionar sostén y firmeza a nuestra piel, la cual a partir de los 30 años comienza a perderse, influenciado además por otros factores ya mencionados. Lo que ocurre es que con la pérdida del colágeno van apareciendo arrugas, flaccidez, perdida de hidratación, luminosidad y suavidad, en conclusión, da como resultado una piel envejecida.
Para contrarrestar estos efectos y lucir una piel suave, turgente, más joven e hidratada existen tratamientos como el velo de colágeno. Este tratamiento aporta rehidratación a nuestra piel, atenúa los pliegues y/o arrugas, controla el exceso de sebo, tonifica los músculos faciales y suaviza la textura de nuestra piel emparejando también el tono de la misma.
El velo de colágeno se aplica sobre el rostro limpio a través de una mascarilla de colágeno frío y se deja actuar entre 30 y 45 minutos, de ésta manera se logra rehidratar la piel y produce un efecto lifting ya que ayuda a tensar la piel.
Este tratamiento es posible realizarlo en todo tipo de pieles, incluso en aquellas más sensibles. Es muy recomendable para pieles cansadas y estresadas. Con una sola sesión, el efecto tensor puede durar hasta 5 días, pero si se desea un efecto más duradero se pueden realizar una sesión por semana durante un mes y medio ya que el efecto acumulativo del colágeno sobre la piel del rostro hará que las líneas de expresión y los surcos se rellenen casi por completo.
Si bien el velo de colágeno se suele utilizar en el rostro, también puede aplicarse en manos, glúteos, pechos y piernas. Es un tratamiento muy efectivo y suele utilizarse en ocasiones especiales como bodas, fiestas, etc. ya que logra un efecto lifting inmediato.